Para ello debe contemplar varios aspectos importantes, desde la manera en que organiza sus ingresos y cubre sus gastos, así como el modo en que genera un excedente para el ahorro y la inversión, obtiene financiamiento extra y toma decisiones sobre el futuro de esos nuevos ingresos. No consiste únicamente en ahorrar un porcentaje del dinero que gana para mantener su nivel de vida, sino incrementarlo y hacerlo cada vez más grande.
Posteriormente a las preguntas que la inteligencia económica debe resolver, sobre cómo hacer dinero, la inteligencia financiera debe plantearse, una vez que lo tenga, ¿Qué hago con él para no perderlo? ¿En qué puedo invertir? ¿Cómo hago que ese dinero sea fuente de creación de más dinero?
Una persona con inteligencia financiera está siempre pensando en planes para obtener más liquidez, los lleva a cabo con la prudencia que esto implica y obtiene buenos resultados con la menor cantidad de recursos posible.
Para cuidar e incrementar sus recursos financieros, debe centrarse en dos aspectos importantes, la rentabilidad y la liquidez, pues busca que sean lucrativos y líquidos al mismo tiempo.
Cada persona ha de saber identificar cuáles son sus activos y sus pasivos de forma que potencie siempre sus activos y reduzca al máximo las inversiones que realice en pasivo. Los activos son los que aportan rentabilidad además de que permitirán hacer adquisiciones mayores, mejorar el nivel de vida y a la larga generar riqueza.
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