La generación Y, los nacidos después de 1980, son capaces de crear, renovar y fortalecer en gran medida a las compañías con su capacidad de rápido aprendizaje.
Esto permite educar al profesional que se quiere, sin ningún tipo de restricción y sin frenar el crecimiento empresarial.
De igual forma, las capacidades que demuestra esta generación son de gran importancia para el desarrollo de las empresas, tales como la búsqueda constante de retos, la superación de los desafíos planteados, la tolerancia a la diversidad, la libre expresión de pensamientos, su conciencia social y ambiental, la seguridad de sus capacidades y el buen manejo de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, se pueden encontrar algunas falencias en las competencias laborales de estos profesionales, las cuales se deben tener en cuenta a la hora de desarrollar un trabajo, como el liderazgo visionario.
Este es necesario para no perder este talento ante la falta de proyección en el futuro y al alto índice de rotación con el que cuentan en búsqueda de nuevas experiencias. De darse esta situación, se obstaculiza la creación de estrategias a largo plazo en las compañías.
Por otro lado, la falta de experiencia en un alto porcentaje de esta generación, les produce dificultad en la toma de decisiones y cambios de opinión con mucha frecuencia.
“La generación Y crea en los nuevos mercados gran expectativa por su dinamismo y aporte a la organización, pero replantea nuevas formas de retener el talento, debido a sus falencias, las cuales, con el tiempo, se logran corregir, convirtiendo a estos ejecutivos en los más deseados por las empresas”, asegura Santiago Solís, socio director de Heidrick & Struggles en Colombia.
Fuente: http://www.portafolio.co/finanzas-personales/un-talento-requiere-el-impulso-buenos-lideres [citado el 20 de febrero de 2012]
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